“Sólo ellas se entienden a sí mismas y a los parecidos a ellas, tal como sólo las almas entienden a las almas.”
Hablaba de las estrellas, Walt Whitman, se refería a ellas. Cada una con sus formas, sus luces y sus maneras de dejarse ver según la noche.

viernes, 8 de abril de 2011

3.

Delivery de pasteles.

Cuando te mudas sola pensas en las mil y una cosas que podes hacer sin que nadie te vea; bailar en pelotas cantando esa canción que te hace sentir una diosa, hacer fiestas locas que terminan siendo el peor velorio, no lavar los vasos a no ser que necesites uno, cojer sin pensar que en la otra habitación estan papá y mamá mirando el Gourmet mientras su “hija esta con un degenerado que le va a hacer no se cuantas cosas…”, en fin, algunas no son muy agradables, pero lo único que queremos es sentir qué por fín somos libres y podemos hacer lo que nos plazca.
Pero cuando te mudas, y a las dos semanas empezas a noviar con un tipo jodido como el muerto que me toco a mi, todas esas ilusiones de la vida de soltera se te caen a pedazos, por no decir que se van a la mierda. Sólo que en ese momento no lo ves así.

Ahora que disfruto de mi soltería descubri que los pasteles, también, vienen a domicilio.

Todo empezó cuando hice factible mi no habilidad en la cocina, y descubrí al glorioso Tío Angel, y claro, al chico de la moto. Al principio me limitaba a llamar y pedir mi cena. Hasta que un día la respuesta no fue “enseguida te lo mando”, sino “qué linda voz que tenes”.
Qué fáciles que somos chicas. Mirá con la pelotudez que me compro el pibe. La cosa es que me quede sin hablar, suele sucederme.
Pasaron muchas noches de pedir, esperar y correr a abrir la puerta. Hasta confieso que lo he hecho con un compañero de cena, se entiende no?

No todas las noches son de gloria, qué desilución cuando mandan al gordito de la bicicleta, llega transpirado el pobre, mis dos pesos de propina parecen diez centavos despues de pensar en el esfuerzo que tuvo que hacer.

Chicas, ojala pudiera contarles que un día llegó, con mis costillitas de cerdo al verdeo y me dijo algo asi como “Te molesta si te acompaño?”. Todas conocemos la respuesta, y lo que sigue a continuación…pero todavía nada che. Sigo esperando.

Mi amiga Lola, la de la noche, me recordó una frase muy trillada, pero en esta ocación viene al caso. “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.
La realidad es que el chico de ojos claros, de la moto, del delivery y de mis fantasias, es sólo eso. Una fantasía. Y no se si la quiero perder. Así la tengo, y me divierte.
Y así seguirá siendo, no sea cosa que pierda también al Tío Angel, eso si sería una lástima.